Entrevista
publicada en el Correo del Caroní, domingo
13 de junio de 2010
El cronista
de Ciudad Bolívar abrió las puertas de su hogar para revelar las travesuras de
su niñez, el amor por la familia y su pasión por el ejercicio periodístico
mientras asume el rol como Secretario General del Colegio Nacional de
Periodista, seccional Bolívar.
n Miguel Ricardo Valdez
El
crepúsculo está a punto de caer. El reloj de la catedral indicaba las cinco de
la tarde, la lluvia copiosa caía sobre el Casco Histórico de Ciudad Bolívar. A
pesar de la fuerte precipitación se podía distinguir la casa número veintidós
de la calle Dalla Costa, el hogar del periodista y cronista Américo de Jesús
Fernández.
El aire
colonial y apacible de la casa reflejan la figura bohemia de Américo, una
primera impresión da una imagen sombría del verdadero personaje que se esconde
detrás de aquella. Él estaha sentado frente a su computadora redactando sus
notas como todos los días y con un tono de voz pausado y de carácter amigable
comenzó a responder las preguntas.
Nació el 26
de septiembre de 1931, en la Isla de Coche, del estado Nueva Esparta. Ya en
sus estudios primarios se interesó en participar en la elaboración del
periódico escolar. Al concluir su bachillerato realizó algunas suplencias de
maestro, que le permitieron reunir dinero para comprar su primera máquina de
escribir.
Entre
juegos, agites y maromas se consumó la infancia de Américo. Aquellas afanosas
tareas iban desde un inocente combate de metras hasta el popular juego de
pelotas; todo esto sin olvidar las actividades recreativas tradicionales que eran su verdadera pasión, entre ellas, el
trompol el papagayo el escondido y el boliche.
En vilo del recuerdo, como suspendido el aire, el escritor bolivarense
se encontraba dilucidando entre las travesuras de su niñez; en medio de aquel
esfuerzo por concentrarse, confesó que le gustaba tocar las "campanas
de las iglesias" y molestar a los vecinos.
Su
gran pasión
La
escritura con su particular forma literaria se convirtió para Fernández en una
pasión sin límites. Comenzó como columnista del diario El Luchador en el año
1955, luego pasó a ser redactor y director de El Bolivarense; a su vez
también fue corresponsal de varios periódicos como: Últimas Noticias, La Esfera,
El Mundo y Élite.
El
"señor Américo", como respetuosamente suelen llamarle, recuerda con
satisfacción su paso por El Nacional, donde trabajó por más de 25 años y en
paralelo pudo obtener en el año 1991 el título de periodista en la Universidad
Central de Venezuela (UCV), en el grado de Magna Cum Laude.
En su
mirada profunda y en la forma que se expresa sin recelo alguno, se percibe el
amor por el periodismo, un sueño que tenía desde niño.
Un
periodista está ligado cada día de su vida a lo que sucede en el mundo, no
puede estar aislado de la política, pero aclara que eso no impide ejercer la
función del periodismo de manera satisfactoria.
Sin
Cadenas
Para Fernández
la libertad de expresión es lo más importante que deben defender los
comunicadores sociales. Se describe como
un ser incansable que siempre está buscando la verdad para transmitirla a sus
lectores, que son los que otorgan sus juicios.
Un periodista
está ligado cada día de su vida a lo que sucede en el mundo, no puede estar
aislado de la política, pero aclara que eso no impide ejercer la función del
periodismo de manera satisfactoria.
Con
respecto al ambiente hostil entre medios y el gobierno, rechaza de plano el
cierre de canales comunicacionales porque ello cercena la libertad de un pueblo.
Admite que
no existe la objetividad absoluta en esta profesión, pero cree que lo más cercano
que puede estar un periodista de ese precepto es en el equilibrio informativo.
Considera que esta carrera necesita mucha dedicación y lectura.
Américo es
un gran defensor de su tierra e identidad, con tono molesto se refiere al
abandono de Ciudad Bolívar, "es un gran irrespeto a todo lo que representa
esta entidad", tomando en cuenta que fue declarada Patrimonio Histórico de
Venezuela y está n consideración por la Unesco para ser declarada Patrimonio
Cultural del Mundo.
El gran secreto
Cultivar el
hábito de la lectura es el gran secreto de Américo para ejercer con vigor su
profesión. Muestra de esto es su vasta
biblioteca que posee en su oficina y la cual considera su más preciado tesoro.
"En
mis inicios como periodista, me gustaba leer mucho, no porque me lo impusieran
sino porque sentía la inquietud de poseer conocimiento, ya que a la hora de
redactar es importante que las ideas salgan fluidamente". Por ello el
fiel amante de la comunicación sugiere que para ejercer esta profesión se
requiere de una verdadera vocación que desate "las ganas de
escribir".
Entre sus
libros publicados se encuentran: Cronología de Venezuela (1980), Historia del
Estado Bolívar, (1994), El Dorado, mito hecho realidad (Caracas, 1996);
Angostura a la luz del Correo del Orinoco (1997); Breve Historia de la
Procuraduría General del Estado Bolívar (1995).
La sala de
su casa es parecida al depósito de una librería, que guarda 170 cajas que
resguardan sus más recientes publicaciones.
Se levantó
emocionado de su silla, como cuando uno recibe a un familiar que no lo ha visto
por muchos años. Sus ojos le brillaban como un diamante al ver su trabajo
consolidado.
"Ves
el esfuerzo", susurró, sentado y todavía con su gran sonrisa relata que su
mayor beneficio no es monetario, sino el saber que tiene la dicha de escribir
y poder servir de apoyo a jóvenes que encuentran en sus obras una ayuda para
sus materias.
En su
oficina, además, tiene guantes de béisbol, pelotas de fútbol y de básquet lo
cual denota su gran afición por los deportes. Comenta, que ahora sus más grandes
intereses para distraerse son el ajedrez y la lectura.
El
silencio disipa
el
ruido
Américo no
tiene hora específica para escribir, sin embargo, prefiere hacerlo al caer la
noche, cuando el ruido cede al silencio. Sus instrumentos periodísticos, como
su particular grabadora, computadora y su agenda de notas se convierten en los
únicos aliados para plasmar sus ideas y hechos de la cotidianidad.
Por otra
parte, el periodista también confiesa su pasión desde muy pequeño por la
música clásica, en la actualidad es asiduo oyente de todo tipo de géneros que
van desde rancheras hasta llaneras.
El trabajo
de Américo ha sido reconocido a lo largo de los años con galardones, entre los
cuales destacan: Premio Regional de Periodismo Andrés Roderick, el Premio
Municipal de Periodismo J. M. Gómez Rengel y con el Premio de periodismo
CVG-Ferrominera Orinoco. Fue condecorado con la Orden Andrés Bello y Francisco
de Miranda en segunda clase.
Actualmente
es vicepresidente de los cronistas de Venezuela, pertenece al Colegio Nacional
de Periodista (CNP), y es columnista de Correo del Caroní..
Secretario
general del CNP
El compromiso con el ejercicio del periodismo le
permitió a Américo Fernández alcanzar en las elecciones gremiales el cargo de
Secretario General del Colegio Nacional de Periodista (CNP) -Seccional Ciudad
Bolívar.
Para
Fernández más que un triunfo individual, se lo debe a todos los que de alguna
manera estuvieron involucrados en esta contienda electoral, ya que se sentían
comprometidos con aunar sus capacidades, voluntades y esfuerzo en sacar
adelante una institución que merece algunas reformas.
La plancha
liderada por el cronista alzó como bandera durante la campaña electoral la
dignificación de la misión social del periodista, la protección y respeto al
título profesional, defensa de los agremiados en caso de hostigamiento y
limitaciones a las fuentes públicas de información.
Trabajará por
la protección económica, social y profesional de los periodistas al igual que
por la defensa cabal de la libertad de expresión, contra el recién decretado
Centro de Estudio Situacional (Cesna), que según sus palabras restringe la
crítica y limita la libertad de información, sin dejar a un lado luchar por los
principios democráticos y del código de ética que modela la conducta del
periodista.
Fernández en
su casa y con sus libros lo cual considera su más iportantetsoro
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